Declaración de intenciones


sábado, 31 de diciembre de 2011

Querido Báldes:

Hoy es un día alegre y gozoso, que a tí te gustaba disfrutar

viernes, 30 de diciembre de 2011

Necesito respirar profunda y ampliamente.
Vaciarme por el ombligo y volver a renacer.

CONDENA

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Desde que se entraba a la casa ya se percibía un olor a comida

martes, 27 de diciembre de 2011

Llámame friki pero me gusta la navidad.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Mi casa me es muy útil. Por ejemplo, puedo entrar en

lunes, 19 de diciembre de 2011

El gato metió la pata,

domingo, 18 de diciembre de 2011

Miro absorto el fuego de la chimenea hipnotizado por el crepitar

viernes, 16 de diciembre de 2011

Dime cómo te fijaste en mí la primera vez,

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Tristeza, amor mío, haz con mi madeja un ovillo
y empújame para que ruede.

martes, 13 de diciembre de 2011










Cada uno lee lo que quiere.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Pienso ¿Que pasaría si las palabras tomaran conciencia de si mismas y su significado, abandonando su decisión de no tomar partido?
Un político escribe la palabra "amor" y en el mismo instante de terminar se transforma en "desprecio". Lo miraría fijamente y, con tono arrogante le diría
-Yo no soy una usurpadora.
Otro día, yo mismo escribiría la palabra "VERDAD".
Con un ligero movimiento de negación con la cabeza, acompañado de un suspiro me diría
-¿Tu tambien te crees Dios? -mientras se transforma en "verdad"-
Aprenderiamos que no se debe jugar con las palabras y que se debe escribir la verdad
La felicidad no consiste en ser feliz.
Ser feliz es una valoración global de mi vida.
La felicidad es un instante extraordinario, un subidón inesperado, descontrolado, que me separa del suelo (y de mi existencia). 
Es un arrebato por besar en los labios a la mujer que quiero
mientras el semaforo cambia a verde (la felicidad me ataca cuando menos lo espero).
Es un cosquilleo sublime de dentro afuera,
de abajo arriba me dá la vuelta como si fuera un calcetín y en esos momentos no siento ni vergüenza ni hambre; solo ese no-se-qué que me acompaña y que cada día intento descifrar.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Pienso que escribo palabras inertes (formadas por píxeles, ahora encendidos, ahora apagados al antojo de unos y ceros; pura magia) formas vulgares, parapeto de mis sentimientos, que se olvidan una vez descifradas y codificadas en otros lenguajes.
Dicen que los diccionarios están llenos y (yo digo) vacias nuestras almas.
Pienso que sigo esperando no-se-que-cosa.
Pero no es mi espera parecida a la de un niño vísperas de Reyes, ni a la de una primeriza, ni a la de la esposa del emigrante. 
Porque mi espera es de desesperanza. 
Porque no sé qué espero. 
Porque se me olvidó olvidarte y no puedo recordarte.
Pienso que puedo ser encantador hasta la media noche,
y entonces se rompe el encanto.
Puedo ser el borde que rompe la velada con un mal comentario.
Puedo ser divertido y amable.
Puedo pasar de tí y odiarte hasta el amor (o amarte hasta el odio)
Pero no puedo dejar de quererte.
En resumen: no puedo dejar de ser yo mismo y sin embargo, a pesar de eso, curiosamente... puedo quererte. ¿Y tú? ¿Me quieres?