El pobre Damián
¿Sabes a quién me refiero? Damián el del primero? Si, Gatuso, fue quien te
recogió la primera vez que te escapaste de casa a echarle un vistazo al mundo,
hasta que llegaste al portón de la entrada y comenzaste a maullar y Damián te
oyó y te rescató.
Desde hace unos
meses, antes de que entrase el frío, Damian vive solo. Ya sabes, Tomasa, su
mujer, murió de un paro cardíaco, tenía tantos males, tantas teclicas desafinadas, como ella decía,
que su corazón no lo resistió y una mañana ya no despertó.
¡Qué pena me da
Damián! Parece que él quisiera acompañarla y anda perdido porque no sabe qué
hacer; no tiene a quién cuidar. Antes, se paraba cada vez que nos cruzábamos
para saludarme y preguntarme por ti, Gatuso, pero esta misma tarde ha pasado
junto a mí sin reconocerme.
Me hace pensar
en mi vejez. ¿Qué pasará cuando mis sentidos ya no respondan? ¿Acaso seguirás a
mi lado y me seguirás queriendo igual? Pero claro, tú no sabes de lo que hablo.
Vosotros tenéis siete vidas.
Al pobre Damián hasta
le cuesta trabajo andar apoyándose en la cachaba. Va arrastrando los pies sin
apenas fuerzas, con mesura y sin hacer ruido para que la muerte no se dé por
aludida.
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