Declaración de intenciones


miércoles, 7 de enero de 2015

Luces verdes.


(Ocho personas contemplan ensimismadas las luces de Navidad encendidas que cuelgan de un lado al otro de la calle.)
- ¡Mira Pepe, las amarillas son las que más brillan!
- Las que ponían en mi pueblo si que brillaban.

- Es que mi marido es de Calatayud. ¡Allí ponen unas luces, ufff! –dice sacudiendo una mano-
- Cada año son mas bonitas las luces.
- ¿Saben ustedes el motivo por el que hay menos bombillas verdes que el año pasado? Estoy seguro que el año pasado había siete u ocho bombillas verdes en cada tira y este año sólo hay cuatro.
- ¡Se les habrán fundido, mira este!
- ¡Tampoco hay que ponerse así! ¡Sólo lo decía por hablar de algo!
- Caballero, me está usted empujando innecesariamente.
- Perdóneme, pero ¡es que, no sabe usted como me pone!
- Ah, vale, si es por eso... puede usted seguir.
- ¿Seguro que no le importa?
- Claro, hombre, siga, siga.
- ¿Me dejan pasar?
- ¡Pues no señor! ¡Haber venido usted antes!
- No es por mí, es para que pueda ver mi chiquillo.
- No veo ningún chiquillo
- Lo llevo aquí, para que no se me pierda (se mete la mano al bolsillo y hace amago de sacar algo) 
- (Encogiéndose de hombros) Haga usted lo que quiera.
- A mi me parece un derroche esto de poner tantas luces. Luego nos racionan la calefacción.
- Tu siempre tan negativo.
- ¡Vaya incomodidad estar aquí detrás.!
- No se me queje buen hombre, que los de delante también tenemos lo nuestro.¡Menudo dolor de cuello se nos pone!
- Si, y además nos empujan.
- Señora, acaba usted de decirme que no le molestaba.
- No lo digo por usted, siga, siga.
- Ah, bueno.
- No sé si desde aquí verá algo mi chiquillo.
- Cada año se retrasan más en poner las luces.
- Las quitaran más tarde.
- ¡No, lo hacen porque son unos gandules y no tienen ganas de trabajar!
- Qué cosas más raras dice este hombre.
- ¿Han traído ustedes los pases? Cómo no los tengan, aquí no pueden estar.
- Yo sí lo llevo. El año pasado me confundí de pase y no pude verlas.
- Fueron una preciosidad.
- Pues igual que este año, solo que con más bombillas verdes.
- A mí se me olvidó el pase una vez y fueron muy amables y me dejaron mirar.
- Dios mío, ¡cuanta burocracia!
- No diga usted eso. Es necesario. Si no, Dios sabe lo que pasaría.
(Se oyen unas palmadas al fondo del pasillo)
- ¡Se acabó. La hora de la medicina! 
- A mí ya no me dan pastillas rojas. Ahora son blancas.
- Pues las mías son azules, naranjas y verdes. Más verdes que de las otras.
- ¡Vamos señores cada uno a su cuarto! –dijo el señor fornido que llevaba una bata blanca y que acababa de llegar
- Mañana hay que madrugar que es día de limpieza de habitaciones.
- ¡Ayer por que teníamos que ir al médico y hoy porque limpian las habitaciones!¡Así no hay quién viva!
- ¡Qué asco de sitio, oiga!
-¡Y que lo diga! 

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